La experiencia emocional-observación

La feria se instala en un parque, en una zona bastante céntrica de la ciudad; Frieze Art Regent’s Park. La Frieze se anuncia como algo excitante. Lo que tiene de especial esta feria es que los artistas están vivos y son jóvenes. Como estar en un safari entre leones en África; aquí los que van de vacaciones pueden moverse entre los artistas.

No es una instalación permanente sino que es una carpa montada para lo ocasión. El espacio es hostil, pese a estar al lado de un parque sólo se ve la luz en un ala, el suelo es una tarima temporal y al pisar suena; la calefacción es deficiente y hace frío; los baños huelen mal. El plan de la feria es laberíntico y los pasillos están llenos de gente. No hay apenas lugares para descansar.

Las galerías son pequeñas, hay un pabellón para conferencias. La mayoría de los coleccionistas, galeristas y ponentes invitados por la organización de la feria se hospedan en el mismo hotel, Langhan place a 10 minutos de la feria.

El modelo conceptual

La Frieze Art Fair funciona como mercadillo de prendas de marca o un outlet. El outlet da prioridad a lo que se vende, sobre el lugar donde se vende; es la marca sin su glamour, el objeto está validado por la marca. El outlet a diferencia de la boutique no tiene entidad espacial, un outlet se monta en locales que están sin alquilar antes de que tengan un negocio nuevo; esta es la diferencia fundamental entre una feria y un museo; en la feria lo importante es el nombre del artista en el museo la prioridad está en el espacio. El material es también mixto: se vende material de gran calidad en muchos casos, al lado de cosas que no tienen valor alguno.

“Outlet” se usa también para nombrar a una toma eléctrica en la pared donde se puede enchufar; la feria también tiene este sentido de enchufe, de lugar de conexión.

El público es mixto ; mayoría jóvenes inversores, a quienes les parece excitante la feria. Por las noches el ambiente es de fiesta decadente, es difícil darse cuenta de que es la residencia de un mercado de arte y no un edificio de prostitución o un club de intercambios de parejas de lujo a juzgar por el bar del hotel. En la puerta principal dos chicas con sandalias y abrigos de pieles fumando:

-Hey do you want to buy some art?

-Sure

-How much you got? I like your silver shoes

-Twenty

-Ya for that price I can give you a hot deal.

*en MADRID- ARCO, Just Madrid.

De las ferias de Madrid de Arte contemporáneo, menciono a ARCO, Art Madrid y Just Madrid, ambas tienen algo del “outlet” de la Frieze, ARCO porque trata de vender marcas y Just Madrid porque trata de ser un lugar de conexiones para un público joven.

En ARCO hay stands con café gratis de la marca illy; en Just Madrid hay cócteles, gin tonics o heineken. Parece ser que en ARCO hay que estar despierto y en Just Madrid ebrio. En Just Madrid, es domingo por la tarde y todos tienen la cara un poco roja de más y una sonrisa plácida efecto de la ginebra con un líquido verde. Bajo el efecto del cóctel con liquido verde se ven mejor los dibujos.

El color verde del cóctel hace juego con las paredes; verde es también el color de los catálogos; debe ser el sentido de frescura asociado al verde; pero hay otro sentido asociado al verde, el de la fruta verde que corresponde más con lo que se ve en la feria. Asociado a este “arte fresco’ es un arte verde, un arte no maduro.

Verde como inocuo o no molesto. Paradójicamente mientras el arte abre su espectro- a nivel formal, muchas cosas pueden ser arte,- a nivel operativo se separa de la vida real, haciendo que el arte sea más inocuo e insignificante para la cultura contemporánea de lo que lo ha sido hasta ahora en la historia. El propio nombre es un canto a la inocuidad: “Just Madrid” donde el Just implica que no va más allá, es un signo de pasividad ideológica, nada comprometida “just”.

El propio nombre Just Madrid, en el que las palabras inglesas se utilizan como algo cargado de significado, como slogan. El título Just Madrid, con el “just” en inglés, forma parte de una ola en la que el título se pone en inglés como una especie de aura de globalización, ser “cool” donde uno tiene un “ happy day” en lugar de un día feliz. Es la línea de arquitectura de ACTAR, que han seguido otros ya en Fresh Madrid para hacer trabajos con un fuerte marqueting, a veces con buen contenido pero en los que en el objeto, la prioridad es el empaquetamiento y en el espacio la prioridad es el ambiente.

El público de “Just Madrid”, en estilo es similar a los nuevos “café panadería” de Malasaña, sirven brunch al estilo neoyorquino siguiendo en la decoración el ambiente “cool” un poco vintage. Y es que copiar sólo lo frívolo de lo estadounidense es un acto decadentista, retro. No es casualidad que en “just Madrid” sirvan cócteles de colores, el coctel de esas características es decadente y lo mismo que el ambiente de la feria, nada punk-rock tiene algo de ñoño.

Los españoles jóvenes viajan mucho. Cuando vuelven a menudo traen lo de fuera pero sin la profundidad necesaria y raramente exportan. Se podría decir que es el sentimiento de inferioridad de lo español por los cuarenta años de la dictadura que ha producido un desorden post-traumático cuyas consecuencias son; la adoración de lo extranjero, la falta de seguridad en su propia cultura. Los españoles acogen a lo extranjero con los brazos abiertos como un símbolo de ser modernos cuando en realidad están importando modelos viejos, justamente aquellos que fueron derrocados por una república muy joven y mucho más progresista.

ARCO en un momento dado, no ahora, fue el lugar de ver arte internacional experimental; Just Madrid se presenta como Arte “emergente”. Veamos la diferencia: arte experimental tiene capacidad de contribuir al progreso ya que se necesita experimentación para producir un cambio; arte emergente es arte que todavía no está consolidado por ser joven, pero emergente, el que quiere salir a la luz o en otras palabras arte trepa. Este arte “emergente” no tiene nada de experimental, es sencillamente desconocido bien sea por joven o por otra razón.

Lo joven no es sinónimo de progreso. Se esclarece que lo joven y lo nuevo son dos cosas diferentes, y que lo nuevo no es necesariamente progresista. Se puede dar valor a lo joven pero alertando sobre el peligro mayor de lo joven: la estupidez como falta de conocimiento: tomar por nuevo lo desconocido.